quarta-feira, setembro 19, 2007

Maddeleine II

EL PAIS – Madrid 13.09.2007

La cuidada puesta en escena de los McCann
Los padres de Madeleine manejaron la crisis apoyados en sus contactos políticos y mediáticos
MIGUEL MORA / W. OPPENHEIMER - Lisboa / Londres - 13/09/2007
El caso Madeleine está abriendo una fractura entre dos aliados históricos: Reino Unido y Portugal. Donde unos ven torpeza policial, los otros ven insoportables presiones mediáticas y un papel poco claro del Gobierno británico.
Aunque Londres ha dejado claro que no tiene intenciones de interferir en la investigación policial, la opinión pública portuguesa cree que el imbatible equipo formado por el Gobierno de su majestad y los medios británicos intervino desde el primer minuto. Uno de los detonantes de esa sospecha es el papel de un funcionario llamado Clarence Mitchell, destacado por el Foreign Office a finales de mayo a Praia da Luz para asesorar a los McCann.
Clarence Mitchell es director del Media Monitoring Unit, un departamento poco conocido pero que hace un trabajo de extraordinario valor para el Gobierno Británico: rastrea los medios de todo el mundo para recolectar todas las informaciones que puedan ser de interés para el Gobierno. Incluso se está planteando rastrear los blogs más en boga, para detectar nuevas tendencias.
Cuando Mitchell llegó al Algarve a finales de mayo, el caso Madeleine ya se había convertido en una feria. El espectáculo alimentado por los padres para facilitar la búsqueda de la pequeña Maddie empezaba a fraguar en medio planeta. Con él, se elevó aun más el tono católico de la misión (Fátima, Vaticano) y el listón de la campaña de prensa, propaganda y solidaridad alcanzó niveles globales. La pareja recorrió Europa, saltó a Marruecos, voló hasta Madrid para pedir ayuda al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Gerry se entrevistó con el fiscal general de Estados Unidos, González, ya dimitido. Cargando fotos, peluches y ropas de la niña, la pareja fue bendecida por el Papa Benedicto XVI. Celebridades como J.K. Rowling, José Mourinho o David Beckham hicieron apelaciones y donativos que ayudaron a la familia a recaudar 1,4 millones de euros.
Muchos portugueses creen ahora, a la luz de las sospechas reunidas por la policía contra los McCann, que todo aquello no era más que una gigantesca cortina de humo auspiciada por los padres, dos médicos con contactos y credibilidad, respetados y con buena situación social, que se agigantó por la voracidad de los medios y por la influencia del Gobierno Británico hasta un punto sin retorno.
La impresión en Portugal es que el clima mundial de opinión generado por esa campaña político-mediática impidió a la policía investigar con calma y neutralidad. Primero, porque la ola de afecto desatada por la desaparición de Madeleine convirtió a los McCann en un símbolo intachable del sufrimiento y la angustia. Segundo, porque la exposición pública de los padres generó un goteo incesante de pistas falsas.
Los medios británicos formaron una piña con la pareja de médicos nada más producirse la desaparición. Tres días después de la denuncia, el circo estaba ya instalado junto al Ocean Club. Este diario visitó esa semana Praia da Luz; había 33 periodistas de Sky News y 18 de la BBC. Sky había tenido acceso a la noticia del secuestro antes que la policía portuguesa, según confirma una fuente policial: "Alguien del círculo de los McCann telefoneó desde el Ocean Club la noche del crimen a la delegada de Sky News en el Algarve. La llamada se produjo a las 22.11 horas. Nosotros recibimos el aviso de la desaparición media hora después, a las 22.40".
Un poco antes, a las 22.00, una vecina que luego testificó ante la policía se ofreció a llamar a la Guardia Nacional al saber que la niña no estaba. "Kate, la madre de Madeleine, le dijo que no hacía falta, que ya habían llamado ellos", dice la policía.
Esa mentira inicial, y otros testimonios contradictorios en las declaraciones de los padres y amigos que cenaron juntos aquella noche en el restaurante Tapas llamaron la atención de la policía desde el primer día. "Una historia mal contada", tituló el Diário de Noticias del día 5, cuando Maddie apenas era una más entre los miles de niños que desaparecen cada año en el mundo.
"Había muchas cosas raras", recapitula un agente. "La madre dijo a la vecina que ya nos habían llamado y no era verdad, afirmó que alguien había entrado desde fuera pero la contraventana estaba forzada desde dentro, dijeron que cada media hora iban a controlar a los niños pero los empleados del restaurante lo negaron". Para la policía, lo más sorprendente fue que la primera preocupación de los padres alertara a la prensa antes que a la propia policía. También les llamó la atención que Kate pidiera a la recepción del Ocean Club el teléfono del cura del pueblo.
Con las cámaras británicas por testigos, los McCann y sus amigos, gente del norte en un pueblo sureño, cercano a África, empezaron a criticar los métodos de la policía: que tardaran en llegar al apartamento casi una hora y que destruyeran pruebas al tomar todas las huellas con un mismo par de guantes. La policía del Algarve, un lugar muy seguro al que cada año llegan cientos de miles de turistas británicos, sabía lo que le esperaba: una víctima inglesa, sospechosos ingleses, tabloides ingleses... "Con eso siempre contamos", dice socarrón un mando regional.
Los agentes optaron por aguantar el chaparrón. No había otra, aunque sabían que algo olía muy mal en el entorno de los padres de la niña y que la estadística no suele engañar: los secuestros de niños en edificios ocupados son prácticamente inexistentes.
Junto a la tropa de periodistas, llegaron a Praia de Luz el embajador británico en Lisboa, John Buck; Shree Dodd, la primera asesora de comunicación enviada por el Foreign Office, que sería sustituida semanas después por Mitchell, y varios agentes de Scotland Yard. Buck pidió confianza en la policía. Dodd empezó a extender la consigna oficial del secuestro por el mundo. Mitchell aceleró la máquina. Surgieron los eslóganes (encuentren a Madeleine, devuélvannos a Madeleine, sabemos que está viva, no dejaremos una piedra sin levantar...), se mejoró la página web, empezaron los viajes de la fe. La fría desolación de Kate, su belleza robada por la desgracia, su extrema delgadez, empezaban a forjar la imagen de una nueva Lady Di.
Durante dos meses, la policía se vio forzada a investigar cientos de bulos. Supuestos avistamientos llegaban de todas partes. Chipre, Malta, Holanda, Grecia, Buenos Aires, Bélgica... Un día del final de mayo hubo más de 200 denuncias. Una de las más fiables pareció una ciudadana noruega que dijo haber visto a Maddie con un hombre de aspecto árabe en una gasolinera de Marrakech. Olvidó mencionar un detalle; su marido era de Leicestershire, el condado donde viven los McCann.
Poco a poco, la tensión fue bajando, el caso languideció. Los McCann habían convencido al mundo. Fue un rapto, y ya no parecía haber esperanza. Tras declarar sospechoso formal e investigar sin éxito a Robert Murat, un vecino angloportugués de Praia da Luz que trabajó como traductor para la propia policía, empezó a cobrar forma la hipótesis de la muerte de la pequeña. Scotland Yard sugirió enviar a dos perros (Eddie, de siete años, Keela de tres) especializados en detectar restos de sangre y olor a cadáver. Los spaniel, que han ayudado a resolver más de 200 crímenes en Gran Bretaña y Estados Unidos, encontraron ambas cosas: en el apartamento y en el coche alquilado por los McCann. Conclusión policial: en la casa sucedió un accidente o quizá un incidente, Madeleine murió, los padres y amigos decidieron esconder el cadáver y fingir un rapto, organizaron su coartada, engordó tanto la cortina de humo que ya no les fue posible volver atrás.
"Probablemente se asustaron, pensaron que nadie iba a entender que siendo médicos se les hubiera muerto la niña, no supieron cómo explicar que se habían ido de copas durante tres horas dejando a los niños solos", dice una fuente policial. "Además, tenían una reputación que defender".
¿Quién de ellos la tenía? Gerry McCann, el cardiólogo de la mirada de hielo, tenía una. "Nos dimos cuenta enseguida de que tenía amigos poderosos, al parecer aspiraba a un puesto importante en el ministerio de Sanidad, esperaba hacer carrera política... Eso debió pesar en su decisión", reflexiona una fuente policial.
Los ministros de Exteriores e Interior británicos han reiterado que no se trata de un caso político. El primer ministro portugués afirmó lo mismo anteayer a este diario. El caso es que algunos ciudadanos han empezado a enviar cartas y correos electrónicos a sus parlamentarios y a Downing Street para protestar por la estrecha vinculación entre Mitchell y los McCann. Los lectores del periódico electrónico Mirror.co.uk., están indignados. El sábado, un internauta escribió estas líneas: "Los McCann volverán al Reino Unido. La prensa les apoyará hasta la náusea. Las voces disidentes podrían ser ignoradas en las páginas de cartas de los periódicos y en los comentarios a sus ediciones electrónicas (lo que ya ha pasado). El público desinformado apoyará su lucha contra la policía portuguesa y los medios difamadores. Finalmente, el Gobierno ejercerá presión contra el Gobierno portugués para dejar caer el caso si no tienen pruebas concluyentes al 100% [...] Lo que puede ser fácil en este caso".
A día de hoy, Maddie sigue desaparecida. La hemos conocido, hemos visto sus fotos, su sonrisa, sus vídeos, su iris rectangular. La recordaremos mucho tiempo. ¿Conoceremos algún día la verdad? ¿Aparecerá para decir la última palabra?

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sexta-feira, setembro 14, 2007

Actualização do Perfil

Alterei a foto do artista para uma mais actual onde se nota nitidamente o peso dos 60 e o de mais uns baldesitos que tinha acabado de entornar no almoço comemorativo.

Bom fim de semana.

quarta-feira, setembro 12, 2007

DALAI LAMA II

Já topei tudo! Os meninos que nos moem a pescada têm medo que o pessoal dos olhos em bico não queira aumentar para 30% do trafego nacional o número de barquitos que se roçam pelos nossos cais, com o pretexto de que acolhemos um descrente das amplas liberdades lá do sítio.

Open your way to a desperately needed economical surge kissing as much asses as you can, the allways present portuguese ideology.

Vou pintar esta minha carantonha do negro mais profundo.

Maddeleine

Como dizia o Miguel Sousa Tavares, todos temos um pouco de detective. E a todos nos é permitida especulação inocente, especulação essa que não deve agravar as suspeitas que já recaiem sobre os arguidos. É o caso que a seguir exponho.
Suponham que Madeleine é irrequieta, daquelas crianças que não podemos perder de vista nem por um segundo. Suponham que gostaríamos de ir jantar descansados com os amigos, tendo a certeza que ficava salvaguardado o sossego da menina.
Nada como um pequeno sedativo misturado na refeição nocturna. Suponham que a dose proporcionada ultrapassava o tolerado pela infeliz petiza, provocando uma paragem cardíaca. Sendo médico e cirurgião, após as prácticas recomendadas de reanimação mais comezinhas não surtirem quaquer efeito, em desespero de causa, agarra num objecto cortante e abre-lhe o peito para uma massagem cardíaca (daí os fluidos corporais encontrados). Debalde. Nada mais a fazer. Desespero, vergonha, rejeição absoluta de que venha a público a monstruosa e egoística negligência.
O pequeno cadaver é ocultado, temporáriamente, talvez com a cumplicidade de alguém de fora, e posteriormente transportado na mala do Megane, conduzido por um amigo, e feito desaparecer.
Atrevo-me a dizer que, por sua própria indicação ao cumplice, os pais exigiram que nunca lhes fosse comunicado o local e o modo de inumação do corpito.
Dava um belo guião para um thriller, não acham?
Ah, já me esquecia...Só me lembro de ver o pequeno boneco de peluche nas mãos da mãe já muitos dias passados sobre o desaparecimento oficial de Madeleine. Posso estar enganado mas se assim for, alguém que apure se o seu aparecimento não coincide com os dias imediatamente posteriores à data em que foi alugado o célebre automóvel!

Desafi-os a mais umas especulaçõesitas sobre este tema.

terça-feira, setembro 11, 2007

DALAI LAMA

Vi, pelos jornais, que a Dra. Ana Gomes, criatura de quem não gosto, invectivou, no seu blogue, o governo da nação por este não receber o Dalai Lama. Torço-me todo ao ter que ficar do seu lado nesta atitude.
Não se justifica o medo desta gente que nos governa. O Império do Meio estar-se-á bem cagando que nós recebamos oficialmente ou não o líder dos budistas tibetanos.
Essa do ministro dos Negócios Estrangeiros dizer que a razão da recusa da recepção é por motivos que todos conhecem não chega. Quero saber exactamente quais porque eu não sei.
Pelo seu comportamento anterior, eu até tinha uma certa simpatia por este ministro...
Bom, e até podem ter sido ordens do Embirrento Supremo, sabem, daquele que, a miúde, nos tem querido fazer de estúpidos.
E digo mais, se Cavaco borregar também, é a vergonha total.
  • Aqui ao vosso dispôr ...
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